21.-INFANCIA MISIONERA EDUCA PARA UNA COMUNIÓN EVANGÉLICA (21-01-24).
Colaboración semanal en clave misionera de Don Antonio Evans Martos, Delegado misiones en Córdoba. España (curso 2023-24).
La misión es compartir que soy hijo de Dios, hermano universal, testigo de una comunión ya iniciada e instrumento que la hace universal y total. Toda la acción de la Infancia Misionera se mueve en la educación para una auténtica comunión evangélica que se preocupe por cooperar al sostenimiento «de las obras de caridad, de educación y promoción humana» (RMi.81); que, consciente de que la pobreza más radical es la falta de fe, el vacío de Dios, posibilite el encuentro con Alguien -Cristo- que ilumine, llene la vida, infunda esperanza, posibilite vivir en el amor; y que sienta «como parte integrante de su fe la solicitud apostólica de transmitir a otros su alegría y su luz», que transmita el «hambre y sed de dar a conocer al Señor» (RMi.40)
Conscente de que la mayor y mejor riqueza que posee el cristiano es su fe en Jesucristo, no solo ha de agradecer este don, sino que ha de desear compartirlo. De ahí brota la necesidad de educar en una espiritualidad de comunión, sentirla, buscarla, desearla, vivirla…; ese es el gran desafío que la Iglesia ha depositado en nosotros: que todos nuestros ámbitos educativos -familia, catequesis, escuela- forjen en una auténtica espiritualidad de comunión; conscientes de que la comunión solo es posible con el don del Espíritu, que tiene más de don que de tarea, que es una luz, una sensibilidad y un talante que va forjando el Espíritu de Dios en nuestras vidas.
Y, justamente eso es lo que constituye los tres objetivos de la Infancia Misionera:
1º. Invitar a involucrarse para salvar de la muerte y de la miseria a los niños del mundo entero, a tener solidaridad con sus obras e instituciones. Primero, invitando a abrir los ojos a la cruda realidad de la infancia en el mundo, son las víctimas. Segundo, educando en una sensibilidad humana, solidaria, comprometida y misionera. Y tercero, pidiendo una disponibilidad inmediata para involucrarse con esas situaciones y ayudar concretando las respuestas, materializándolas, traduciéndolas en obras de caridad.
2º. Enseñar la necesidad de anunciar y compartir la fe en Jesucristo, de bautizar y educar en cristiano. Conscientes de que dar bienes sin educar, es corromper, despierta una avidez insaciable; sabedores de que la pobreza espiritual es más dramática y fuerte que la material. Sabiendo que orientar la mirada a Cristo es el primer y mejor servicio que se puede dar. Hay que acogerlos, incorporarlos, configurarlos e integrarlos en Cristo.
3º. Preparar para que sean apóstoles de los demás niños, despertar su conciencia misionera. Es el signo de tener el Espíritu Santo, sano, el corazón de Dios, su manera de ser y actuar; viviendo una auténtica espiritualidad misionera: arrebatados, entregados, vivificando; sintiéndose urgidos para llevar a cabo la salvación universal y total, la gran fraternidad.
Don Antonio Evans Martos. Delegado Episcopal de Misiones en Córdoba-España.
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