32.-EVANGELIZAR ES PROCLAMAR QUE HAY ESPERANZA.

32.-EVANGELIZAR ES PROCLAMAR QUE HAY ESPERANZA (6-04-2025).

Colaboración semanal en clave misionera de Don Antonio Evans Martos, Delegado misiones en Córdoba. España (curso 2024-25).

 

El Evangelio de la esperanza, entregado a la Iglesia y asimilado por ella, exige que se anuncie y testimonie cada día para despertar la esperanza. Esta es la vocación propia de la Iglesia en todo tiempo y lugar. “Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la Santa Misa, memorial de su Muerte y Resurrección gloriosas” (EN 14).

 

A la Iglesia le espera la tarea de una “nueva evangelización”, y para ello debe recobrar el entusiasmo del Anuncio; pues, aunque no se exprese o incluso se reprima, esta es la invocación más profunda y verdadera que surge del corazón de los hombres de hoy, sedientos de una esperanza que no defrauda. A ella se le ha dado la esperanza como don para que la ofrezca con gozo en todos los tiempos y latitudes; por tanto, el anuncio de Jesús, que es el Evangelio de la esperanza, debe ser su honra y su razón de ser. Debe continúa con renovado ardor el mismo espíritu misionero que, a lo largo de estos veintiún siglos, ha animado a tantos Santos y Santas, auténticos evangelizadores.

En algunos sitios de nuestro entorno ya se necesita un primer anuncio del Evangelio ante el crecimiento, por distintos motivos, del número de personas no bautizadas, y por la existencia también amplios sectores sociales y culturales en los que se necesita una verdadera y auténtica misión ad gentes.

Más aún, por doquier es necesario un nuevo anuncio incluso a los bautizados:

  • Muchos contemporáneos creen saber qué es el cristianismo, pero realmente no lo conocen. Con frecuencia se ignoran ya hasta los elementos y las nociones fundamentales de la fe.

  • Muchos bautizados viven como si Cristo no existiera: se repiten los gestos y los signos de la fe, especialmente en las prácticas de culto, pero no se corresponden con una acogida real del contenido de la fe y una adhesión a la persona de Jesús.

  • En muchos, un sentimiento religioso vago, y poco comprometido, ha suplantado a las grandes certezas de la fe.

  • Se difunden diversas formas de agnosticismo y ateísmo práctico que contribuyen a agravar la disociación entre fe y vida.

  • Algunos se han dejado contagiar por el espíritu de un humanismo inmanentista que ha debilitado su fe, llevándolos frecuentemente, por desgracia, a abandonarla completamente.

  • Se observa una especie de interpretación secularista de la fe cristiana que la socava, relacionada también con una profunda crisis de la conciencia y la práctica moral cristiana.

La pregunta de Jesús “cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará la fe sobre la tierra? (Lc 18,8), indica la profundidad y el dramatismo de uno de los retos más serios que la Iglesia ha de afrontar. Se puede decir que tal desafío consiste frecuentemente no tanto en bautizar a los nuevos convertidos, sino en guiar a los bautizados a convertirse a Cristo y a su Evangelio. La Iglesia tendría que preocuparse por llevar el Evangelio de la esperanza a los alejados de la fe o que se han apartado de la práctica cristiana.

 

 

 

 

UNA LISTA DE TODOS LOS MENSAJES MISIONEROS DEL 2024-2025.

Don Antonio Evans Martos. Delegado Episcopal de Misiones en Córdoba-España.

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