35.- La vida consagrada es una dedicación a la Iglesia universal (28-04-2024).
Colaboración semanal en clave misionera de Don Antonio Evans Martos, Delegado misiones en Córdoba. España (curso 2023-24).
A la luz del carisma fundacional, la vida consagrada vive su actividad evangelizadora como participación en la vida eclesial: «En los fundadores y fundadoras aparece siempre vivo el sentido de la Iglesia, que se manifiesta en su plena participación en la vida eclesial en todas sus dimensiones, y en la diligente obediencia a los Pastores, especialmente al Romano Pontífice» (VC 46). «De aquí nace principalmente, obedeciendo el mandato de Cristo, el impulso misionero ad gentes, que todo cristiano consciente comparte con la Iglesia, misionera por su misma naturaleza. Es un impulso sentido sobre todo por los miembros de los Institutos, sean de vida contemplativa o activa» (VC 77).
La vida consagrada, por su misma naturaleza, es una dedicación a la Iglesia universal, en relación de dependencia de quien preside la caridad universal (el sucesor de Pedro) y colaborando en el intercambio de dones que debe existir entre todas las Iglesias particulares: «Las personas consagra-das están llamadas a ser fermento de comunión misionera en la Iglesia universal por el hecho mismo de que los múltiples carismas de los respectivos Institutos son otorgados por el Espíritu para el bien de todo el Cuerpo místico, a cuya edificación deben servir (cfr. 1Cor 12,4-11)…
Emerge de este modo el carácter de universalidad y de comunión que es peculiar de los Institutos de vida consagrada y de las Sociedades de vida apostólica. Por la connotación supradiocesana, que tiene su raíz en la especial vinculación con el ministerio petrino, ellos están también al servicio de la colaboración entre las diversas Iglesias particulares, en las cuales pueden promover eficazmente el « intercambio de dones»» (VC 47)
Pero, también se inserta en la Iglesia particular, participando de la diocesaneidad de un modo peculiar, favoreciendo la armonía en toda la pastoral de conjunto de la diócesis. De ahí «la importan-cia que reviste la colaboración de las personas consagradas con los Obispos para el desarrollo armo-nioso de la pastoral diocesana. Los carismas de la vida consagrada pueden contribuir poderosamente a la edificación de la caridad en la Iglesia particular» (VC 48). «Las personas consagradas, por su par-te, no dejarán de ofrecer su generosa colaboración a la Iglesia particular según las propias fuerzas y respetando el propio carisma, actuando en plena comunión con el Obispo en el ámbito de la evangelización, de la catequesis y de la vida de las parroquias» (VC 49).
Don Antonio Evans Martos. Delegado Episcopal de Misiones en Córdoba-España.
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