36.- La espiritualidad misionera es parte integrante de la vida consagrada (5-05-2024).
Colaboración semanal en clave misionera de Don Antonio Evans Martos, Delegado misiones en Córdoba. España (curso 2023-24).
««El amor de Cristo nos apremia » (2Co 5,14): los miembros de cada Instituto deberían repetir estas palabras con el Apóstol, por ser tarea de la vida consagrada el trabajar en todo el mundo para consolidar y difundir el Reino de Cristo, llevando el anuncio del Evangelio a todas partes, hasta las regiones más lejanas» (VC 78).
En cualquier institución eclesial y, por tanto, también y especialmente en todo el campo vocacional diferenciado, hay que ir creando una mentalidad de comunión eclesial, que va más allá del propio interés carismático e institucional.
Toda institución eclesial debe ser una «escuela de comunión» misionera: «Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión: este es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al designio de Dios y responder también a las profundas esperanzas del mundo… Antes de programar iniciativas concretas, hace falta promover una espiritualidad de la comunión, proponiéndola como principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los ministros del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales, donde se construyen las familias y las comunidades. Espiritualidad de la comunión significa ante todo una mirada del corazón sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanos que están a nuestro lado… No nos hagamos ilusiones: sin este camino espiritual, de poco servirían los instrumentos externos de la comunión. Se convertirían en medios sin alma, máscaras de comunión más que sus modos de ex-presión y crecimiento» (NMi 43).
Colaborar en la misión local y universal no es algo de adorno o de paréntesis, sino que es expresión de la autenticidad de vida cristiana que existe en la comunidad. Vocaciones, ministerios y caris-mas integran la comunión eclesial misionera «ad intra» y «ad extra». No basta con afirmar que la Iglesia particular tiene una prioridad en el campo de la responsabilidad misionera universal. Para que ello sea una realidad concreta, se necesita una preparación o proceso, que constituye la base de la animación misionera: formación, información, compromisos y ayudas, programación pastoral armónica y coherente, etc.
Don Antonio Evans Martos. Delegado Episcopal de Misiones en Córdoba-España.
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