«MISIONEROS DE ESPERANZA ENTRE LOS PUEBLOS»

«MISIONEROS DE ESPERANZA ENTRE LOS PUEBLOS»

   CHARLA DEL DELEGADO EPISCOPAL DE MISIONES

                 PARA EL OCTUBRE MISIONERO 2025.

 

INTRODUCCIÓN:

  • El Mensaje para el Domund 2025 está considerado el “testamento espiritual misionero” del Papa Francisco.

  • Continúa el camino de renovación evangélica misionera de la Iglesia, propuesto en sus Mensajes desde el 2022, para que todos lleguemos a ser “artesanos” de esperanza.

  • Con el detalle personal de su agradecimiento a los misioneros ad gentes y a todos los fieles, a los que exhorta a participar activamente “en la común misión evangelizadora”.

  • Así, con el lema Misioneros de esperanza entre los pueblos, recuerda a todos los cristianos que nuestra vocación fundamental es ser mensajeros y constructores de esperanza.

  • Para ese fin propone cuatro pasos: (está latente el perenne Plan de Pastoral de la Iglesia)

  • Ir tras las huellas de Cristo, nuestra esperanza.

  • Ser, en Él y como Él, portadores y constructores de esperanza entre los pueblos.

  • Renovar la misión de la esperanza.

  • “Dar razón de nuestra esperanza” (1Pe 3,15)

I.- IR TRAS LAS HUELLAS DE CRISTO, FUNDAMENTO Y MODELO DE LA ESPERANZA CRISTIANA:

  • Invita a mantener la mirada en Cristo, porque es el centro de la historia, «es el mismo ayer y hoy y lo será siempre» (Hb 13,8):

  • Ya, en la sinagoga de Nazaret, declaró el cumplimiento de la Escritura en el “hoy” de su presencia histórica.

  • Él era el enviado del Padre, con la unción del Espíritu Santo, para llevar la Buena Noticia del Reino de Dios, e inaugurar «un año de gracia del Señor» para toda la humanidad (cf Lc 4,16-21)

  • Ese «año de gracia del Señor» es la realización del Jubileo bíblico (cf. Lv 25) en el que se celebraba:

  • La liberación de todo lo que impedía la plena realización y la felicidad…

  • La restauración de todos los daños originados por el pecado: personales y sociales.

  • La renovación del Proyecto original de Dios, su recreación, nacer de nuevo.

  • La capacitación para poder llegar a ser realidad el sueño de Dios, su Reino…

Todo se traducía en fiesta, Dios es fiel en su misericordia, es signo de lo que se espera…

  • Este “hoy” perdura, Cristo es el cumplimiento de la salvación para todos los que esperan:

  • Él, en su vida terrena, pasó devolviendo la esperanza a los necesitados y al pueblo.

  • Además, experimentó todas las fragilidades humanas (Getsemaní), menos el pecado.

  • Pero Él encomendaba todo a su Padre, obedeciendo confiado a su Plan salvífico.

  • Así se convirtió en modelo supremo de todos los Misioneros de Esperanza.

  • Cristo resucitado continúa su ministerio de esperanza para todos a través de su Iglesia:

  • Sigue siendo buen samaritano ante cada persona pobre, afligida, desesperada y oprimida

  • Con su mismo espíritu de servicio, la Iglesia prolonga esa misión en medio de las gentes.

  • Afrontando persecuciones, tribulaciones y dificultades; …y sus imperfecciones y caídas

  • Impulsada por su amor avanza acogiendo el clamor de la humanidad, esperando…

Esta es la Iglesia del Señor: misionera, caminando con el Señor por las vías del mundo.

  • Debemos ser, todos los bautizados, discípulos-misioneros que hagan resplandecer la propia esperanza, la esperanza cristiana, en cada rincón de la tierra.

II.- DE AHÍ EL LEMA: «MISIONEROS DE ESPERANZA ENTRE LOS PUEBLOS»

  • Los cristianos estamos llamados a evangelizar compartiendo las condiciones de vida de las personas que nos encontramos, siendo portadores y constructores de la esperanza cristiana (cf. GS, 1).

  • El Papa dice pensar particularmente en los misioneros ad gentes (periferias geográficas):

  • Ellos, siguiendo la llamada divina, han ido a otras naciones para dar a conocer el amor de Dios en Cristo… Por eso, el Papa les está agradecido de corazón.

  • Sus vidas son una respuesta concreta al mandato de Cristo resucitado, glorioso, que envía a sus discípulos a evangelizar a todos los pueblos (cf. Mt28,18-20).

  • De ese modo señala la vocación universal de todos los bautizados a ser, con la fuerza del Espíritu Santo y el compromiso diario, entre los pueblos, misioneros de esa inmensa esperanza que nos concede Jesús, el Señor.

  • Pero están también las periferias sociales y culturales… Pues la esperanza cristiana va más allá de las realidades mundanas y se abre a las divinas que ya pregustamos en el presente (EN, 27). Lo cual requiere que seamos signos de una nueva humanidad en un mundo que muestras síntomas de crisis de humanidad:

  • Hay un sentimiento general de desorientación; predomina la soledad y el abandono de los ancianos; hay dificultad para estar disponibles a ayudar a quienes nos rodean.

  • Decae la proximidad: estamos todos interconectados, pero no estamos en relación.

  • La eficiencia y el apego a las cosas y a las ambiciones hacen que estemos centrados en nosotros mismos y seamos incapaces de altruismo.

El Evangelio, vivido en la comunidad, puede restituirnos una humanidad íntegra, sana, redimida.

  • El Papa renueva la invitación a todos, con opción preferencial a todas las periferias, a realizar las obras indicadas en la Bula de convocación del Jubileo(nn. 7-15):

  • Una particular atención a los más pobres y débiles, enfermos, ancianos y excluidos.

  • Además, hacerlo con el estilo de Jesús: con cercanía, compasión y ternura, cuidando la relación personal en su situación concreta (cf. EG, 127-128).

Acentúa que muchas veces, serán ellos quienes nos enseñarán a vivir con esperanza.

  • Esas dos expresiones son claves, porque los cristianos, discípulos-misioneros de la esperanza, somos transmisores a los demás de las gracias concretas de Dios en Cristo:

  • Para vivir como portadores y constructores de esperanza por vocación, estamos llamados a ser cada vez más “signos del Corazón de Cristo y del Amor del Padre, abrazando al mundo entero”.

  • Los misioneros de esperanza entre los pueblos son, por tanto, también y sobre todo, los Misioneros de la Misericordia Fiel de Dios.

III.- TRES CAMINOS PARA RENOVAR LA ESPIRITUALIDAD MISIONERA DE LA ESPERANZA:

  • Hoy, ante la urgencia de la misión de la esperanza, todos los bautizados somos invitados por el Papa a ser los primeros en formarnos para poder realizar el altísimo honor de ser, en Cristo y como Cristo, “artesanos” de esperanza y restauradores de una humanidad con frecuencia distraída e infeliz.

  • El primer camino necesario a seguir es el de renovar en nosotros la espiritualidad pascual, que vivimos en cada celebración Eucarística y sobre todo en el Triduo Pascual, centro y culmen del año litúrgico.

  • Se trata de tomar conciencia de que hemos sido bautizados en la muerte y resurrección redentora de Cristo, en la Pascua del Señor, que marca la eterna primavera de la historia. Renacemos permanentemente del Señor.

  • Somos entonces “gente de primavera”, con una mirada siempre llena de esperanza para compartir con todos, porque en Cristo «creemos y sabemos que la muerte y el odio no son las últimas palabras» sobre la existencia humana (Catequesis, 23-08-23).

  • Siendo conscientes de que de los misterios pascuales, que se actualizan en cada una de las celebraciones litúrgicas y en los sacramentos, recibimos continuamente la fuerza del Espíritu Santo con el celo, la determinación y la paciencia necesarios para trabajar en el vasto campo de la evangelización del mundo.

«Cristo resucitado y glorioso es la fuente profunda de nuestra esperanza, y no nos faltará su ayuda para cumplir la misión que nos encomienda» (EG, 275). En Él vivimos, nos movemos y existimos (cf Hch 17,28); y testimoniamos esa santa esperanza que es “un don y una tarea para cada cristiano” (La speranza è una luce nella notte, Vat. 2024, 7).

  • El segundo camino necesario a seguir es el de la oración, una manera sencilla pero siempre eficaz de vivir y transmitir la esperanza en la misión. Los misioneros de esperanza son hombres y mujeres de oración.

  • Porque “la persona que espera es una persona que reza”, como decía el venerable cardenal Van Thuan, que mantuvo viva la esperanza en la larga tribulación de la cárcel gracias a la fuerza que recibía de la oración perseverante y de la Eucaristía (cf. Il cammino della speranza, n. 963).

  • No olvidemos que rezar es la primera acción misionera y, al mismo tiempo, «la primera fuerza de la esperanza» (Catequesis, 20 mayo 2020).

  • El Papa apunta concretamente a hacerlo también y sobre todo con la Palabra de Dios y particularmente con los Salmos:

  • Estos son una gran sinfonía de oración cuyo compositor es el Espíritu Santo (cf. Catequesis, 19 junio 2024).

  • Son los que nos educan para esperar en las adversidades, para discernir los signos de esperanza y tener el constante deseo “misionero” de que Dios sea alabado por todos los pueblos (cf. Sal41,12; 67,4).

Rezando mantenemos encendida la llama de la esperanza que Dios encendió en nosotros, para que se convierta en una gran hoguera, que ilumine y dé calor a todos los que están alrededor, también con acciones y gestos concretos inspirados por la oración.

  • El tercer camino necesario a seguir es ser conscientes de que la evangelización es siempre un proceso comunitario, como el carácter de la esperanza cristiana (cf. SS, 14).

  • Es necesario continuar, después del primer anuncio y el bautismo, con la construcción de comunidades cristianas a través del acompañamiento de cada bautizado por el camino del Evangelio. En la sociedad moderna, la pertenencia a la Iglesia no es nunca una realidad adquirida de una vez por todas.

  • La acción misionera de transmitir y formar una fe madura en Cristo, «paradigma de toda obra de la Iglesia» (EG, 15), requiere comunión de oración y de acción.

IV.- A MODO DE CONCLUSIÓN: Llamados a “dar razón de nuestra esperanza” (1Pe 3,15)

  • El Papa completa su Mensaje para el Domund insistiendo sobre dos puntos:

  • Recomendando de nuevo la renovación del espíritu sinodal de la Iglesia.

  • Así como el servicio de las Obras Misionales Pontificias en promover la responsabilidad misionera de los bautizados y en sostener a las nuevas Iglesias particulares.

  • Y exhorta a todos -niños, jóvenes, adultos, ancianos-, a participar activamente en la común misión evangelizadora con el testimonio de sus vidas y con la oración, con sus sacrificios y su generosidad. Por todo lo cual, da las gracias de corazón.

  • Por último, confía a María, Madre de Jesucristo, nuestra esperanza, «Que la luz de la esperanza cristiana pueda llegar a todas las personas, como mensaje del amor de Dios que se dirige a todos. Y que la Iglesia sea testigo fiel de este anuncio en todas partes del mundo» (Spes non confundit, 6).

V.- PARA LO CUAL, SIGUE VIGENTE EL VIVIR INTENSAMENTE EL OCTUBRE MISIONERO:

  • La primera semana está dedicada al encuentro personal con Jesucristo, vivo en su Iglesia a través de la Eucaristía, la palabra de Dios, la oración personal y la comunitaria:

  • Celebrar la santa Misa en un monasterio de vida contemplativa.

  • El rezo del Rosario Misionero se aconseja para todas las semanas.

  • En el jueves eucarístico: Vigilia de oración del Octubre Misionero de esa semana.

  • Visitar los conventos de clausura y pedir oración por el evangelización de los pueblos.

  • La segunda semana está dedicada a madurar el testimonio de los santos, mártires y confesores de la fe de la misión, que son la expresión de la adultez en la fe de las Iglesias:

  • Leer las biografías de “Testigos de la Misión” de nuestra Iglesia particular.

  • Dedicar cada día a un santo misionero diocesano.

  • En el jueves eucarístico: Vigilia de oración del Octubre Misionero de esa semana.

  • Incluir en la Oración de los fieles alguna petición por la evangelización de los pueblos.

  • La tercera semana está dedicada a la necesaria formación bíblica, catequética, espiritual y teológica sobre la misión ad gentes, como paradigma de la pastoral ordinaria:

    • Santa Misa en la Catedral, presidida por el Sr. Obispo, realizando el envío misionero.

  • Posibilitar charlas de animación misionera ad gentes impartidas por misioneros/as.

  • Asumir los retos y desafíos de las distintas periferias que requieren evangelización.

  • En el jueves eucarístico: Vigilia de oración del Octubre Misionero de esa semana.

  • La cuarta semana está dedicada a la caridad misionera apoyando el trabajo de evangelización, de la misión ad gentes y de la formación cristiana de las Iglesias más necesitadas:

  • Visibilizar la opción preferencial por los más pobres y lejanos.

  • Sostener económicamente la evangelización de los pueblos.

  • En el jueves eucarístico: Vigilia de oración del Octubre Misionero de esa semana.

  • Realizar la animación misionera de los jóvenes en su peregrinación a Guadalupe.